SER PARTE DE SU NOVIA
Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Ser parte de su novia es un honor mayor que ser miembro de todas las organizaciones, fraternidades y sociedades de prestiguio en toda la tierra. La iglesia es la novia de Cristo es la comunidad de lo exelente en la tierra.